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jueves, 23 de febrero de 2017

ALBERTO FUJIMORI AL BANQUILLO POR ATROZ MATANZA EN PATIVILCA

Después de casi un cuarto de siglo, el exmandatario, Alberto Fujimori, deberá responder por el secuestro, tortura y asesinato perpetrado en 1992 contra 6 pobladores de Pativilca, a manos del Grupo Colina, que obedecía órdenes del desactivado Servicio de Inteligencia del Ejército, SIE.
Este execrable caso, que no ha tenido la difusión de las otras masacres perpetradas durante la fenecida dictadura, se reactiva luego de que el Tercer Juzgado Penal Nacional elevase el requerimiento de la ampliación de la extradición del exdictador al encontrar suficiente evidencia de su responsabilidad.
El caso se remonta al 29 de enero de 1992, ocho semanas después de la masacre en Barrios Altos, cuando efectivos del destacamento Colina se desplazaron a dos anexos de Pativilca, Barranca, donde secuestraron, torturaron y ejecutaron a seis personas.
La matanza, una de las más crueles durante el fujimorato, se esclareció en gran parte gracias a las confesiones de ex agentes del siniestro escuadrón de aniquilamiento confesaron que participaron en la sangrienta operación.
De acuerdo con la resolución de la Sala Penal Nacional que solicita investigar al destacamento Colina por el crimen de Pativilca, la confesión del técnico de segunda EP(r) Jorge Ortiz fue clave para descubrir a los autores materiales e intelectuales del séxtuple homicidio.
Ex agentes del siniestro Grupo Colina que confesaron que su destacamento dependía directamente por cadena de mando del expresidente Alberto Fujimori, de su exasesor de inteligencia Vladimiro Montesinos, y del ex comandante general del Ejército, Nicolás Hermoza Ríos.
“En la sesión del 27 de febrero de 2007 del proceso seguido al destacamento Colina, el ex agente Jorge Ortiz Mantas reveló ante la Sala Anticorrupción que en 1992 (el equipo de agentes del SIE) realizó operaciones especiales, que incluían acciones de vigilancia, secuestro y aniquilamiento. El operativo al que se refería Ortiz, y que fuera corroborado por otros miembros del destacamento Colina, fue el secuestro y asesinato de seis pobladores de los anexos Pampa San José y Caraqueño, en Pativilca“, señala el expediente judicial.
César Rodríguez al pie de la tumba de su padre, César Rodríguez Esquivel, secuestrado y ejecutado por el Gurpo Colina en Pativilca. Foto: La República/ Luis Centurión.
Jorge Ortiz Mantas es una pieza clave en el proceso porque el jefe operativo de Colina, mayor PNP (r) Santiago Martin Rivas, lo reclutó personalmente para formar parte del comando de aniquilamiento.
Otros ex integrantes del destacamento Colina, convertidos en colaboradores eficaces, corroboraron a las autoridades judiciales las circunstancias en que fueron secuestrados tres campesinos, un chofer, un profesor y un estudiante en Pativilca.
De acuerrdo a los expedientes judiciales  “la declaración de un colaborador eficaz (…), informa sobre las muertes de pobladores en Caraqueño y San José, ocasionadas por miembros del grupo Colina, indicando como partícipes de dicho destacamento al encausado Wilmer Yarlequé Ordinola (ex miembro del grupo Colina)“.
Otro colaborador eficaz manifestó que “el día de los hechos participó como conductor de uno de los vehículos (usados en el operativo de Colina), enterándose que habían eliminado a los detenidos en Pativilca“.
Matanza por encargo
El Grupo Colina había dejado dejó de lado la máscara de la guerra antisubversiva para actuar como sicarios el 2 mayo de 1992, al secuestrar y ejecutar a nueve campesinos de El Santa, por un “encargo” que le dio el general Nicolás Hermoza al mayor Santiago Martin Rivas.
Esn esa oportunidad un empresario chino , quien enfrentaba una disputa por unos terrenos, acusó falsamente a las víctimas de senderistas y pidió a un familiar cercano al general Hermoza que se hiciera cargo de los pobladores.
El caso Pativilca se asemeja mucho a lo sucedido en El Santa. Entre uno y otro hecho de sangre solo hay cuatro meses de diferencia.
Veintitrés años después de la masacre de Pativilca, los familiares John Calderón Ríos (18), Toribio Ortiz Aponte (25), Felandro Castillo Manrique (38), Pedro Agüero Rivera (35), Ernesto Arias Velásquez (17) y César Rodríguez Esquivel (29) no saben con certeza por qué los mataron entre las 2 y 4 de la mañana del 29 de enero de 1992.
Cruel ensañamiento con torturas
Con escalofriante sadismo, los verdugos del Grupo Colina torturaron a los seis rehenes de Pativilca con quemaduras de soplete en diferentes partes del cuerpo, incluido el ano, y los patearon hasta el cansancio , para después rematarlos con balazos en la cabeza.
Los cadáveres fueron lanzados en un cañaveral y nunca se esclareció los motivos que llevaron a los asesinos del Grupo Colina actuar con ese ensañamiento inusitado.
El pedido de ampliación de extradición para juzgar al exdictador, Alberto Fujimori por la matanza tomó por sorpresa a los familiares de las víctimas.
“Mi hermano Felandro era el cuarto de 8 hermanos. Era un muchacho muy tranquilo, el más sano de todos. No estaba metido en actividades políticas, o con los del partido (senderista), para decir que lo mataron por eso”, declaró Domingo Castillo Manrique.
“Si hubiera sido terrorista, él hubiera estado escondido. Pero estaba con nosotros, durmiendo. No sabemos por qué se lo llevaron. Acá mucha gente ha sido confundida. Nosotros sabíamos quiénes estaban metidos con el terrorismo, pero esa gente desapareció días antes“, agregó.
El testimonio de Jos{e Ruva Agüero es revelador y estremecedor:
“Escuché llegar autos cerca a la casa, entonces subí al techo para ver lo que estaba pasando. Pude observar dos camionetas que se estacionaron frente a mi casa de donde descendieron cerca de 20 personas. Alumbraron la casa con un reflector y de inmediato ingresaron. Entre los sujetos estaba una mujer vestida con ropa de militar y el rostro cubierto con pintura. Tenía el pelo teñido y era de baja estatura. Cuando ingresaron en la casa apuntaron con sus armas a mi madre (Anuncia Rivera Santos), la golpearon en la cabeza con un arma larga, también a mi padre (Román Agüero Aldave). Mi hermano Pedro salió en defensa de mis padres, pero lo amenazaron con matarlo. Lo ataron de pies y manos, lo envolvieron en una frazada y se lo llevaron con rumbo desconocido“.
“Nos encerraron con candado para que no saliéramos. Por miedo esperamos hasta al amanecer. Al salir coincidimos con otras personas que también buscaban a sus familiares. Como a las seis de la mañana, un amigo que bajaba con su camión nos dijo que había visto varios cuerpos en un cañaveral muy cerca. Cuando llegué lo que vi era espantoso. Mi hermano tenía disparos en la cabeza. Todos los cuerpos presentaban quemaduras y quemaduras con soplete en las partes íntimas“, precisó.
Por su parte Sonia Ortiz declara: “Mi hermano Toribio Ortiz Aponte era estudiante. Creemos que lo han matado por equivocación. Se enfrentó a las personas que vinieron a buscarlo, les dijo que cometían un error, pero igual se lo llevaron. La verdad no sabemos hasta ahora qué pasó. El día que lo secuestraron iba a ir a Barranca a recoger su certificado de mecánico. Mis padres fallecieron sin que se hiciera justicia“.
La cadena de mando
El 8 de febrero del 2008 el ex agente Jorge Ortiz Mantas formuló un testimonio que incriminó al ex comandante general del Ejército Nicolás Hermoza Ríos, quien dependía directamente del ex jefe del Estado Alberto Fujimori.
–¿Cuál era la cadena de mando de Colina?– le preguntaron.
-(El mayor Santiago) Martin Rivas, (el coronel) Fernando Rodríguez Zabalbescoa, (el general Federico Navarro Pérez, el director de la Dinte, el jefe de Estado Mayor y el comandante general del Ejército (Nicolás Hermoza). Nos dieron un almuerzo, lo que demuestra que el general Hermoza sabía.
–¿Es posible que actuaran sin conocimiento de los superiores?.

-En el Ejército no es posible. Nada se hace sin una orden superior.

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