La fiscalía de Japón solicitó hoy la
pena de muerte para el peruano Jonathan Nakada, acusado de haber asesinado
a seis personas en la localidad japonesa de Kumagaya (a unos 60 kilómetros al
noroeste de Tokio) en setiembre del 2015.
La
pena capital para Nakada, hermano del mayor asesino en serie de la
historia de Perú, fue solicitada por la fiscalía argumentando que los crímenes
fueron "extremadamente crueles e inhumanos", según la petición
recogida por la agencia de noticias Kyodo.
El
tribunal japonés emitirá su sentencia el próximo 9 de marzo.
Nakada,
un ciudadano peruano de 32 años que llevaba una década residiendo en Japón en
el momento de los crímenes, permanece detenido desde octubre del 2015.
Está
acusado de haber irrumpido entre el 14 y el 16 de setiembre de ese año en tres
casas de Kumagaya, haber robado dinero y objetos de valor y haber asesinado a
sus inquilinos.
Las
víctimas fueron la pareja formada por Minoru Tasaki y su esposa, Misae, de 55 y
53 años; Miwako Kato, una mujer de 41 años, y sus hijas Misaki y Haruka, de 10
y 7 años, cuyos cuerpos fueron hallados apuñalados en un armario de la vivienda
desde donde el detenido se arrojo al vacío tras ser localizado por la policía.
Las autoridades japonesas también creen que Nakada es también el responsable de
la muerte de Kazuyo Shirai, una mujer de 84 años cuyo cadáver fue encontrado en
una residencia muy cercana a donde fue localizado.
Durante
una comparecencia judicial el pasado 9 de febrero, Nakada declaró no recordar
haber matado a nadie y su defensa argumentó que padece esquizofrenia, según una
prueba psiquiátrica que contrasta con la evaluación solicitada previamente por
la fiscalía y que concluyó que el peruano no sufría ningún trastorno mental.
De nombre completo Vayron Jonathan Nakada Ludeña, el acusado es hermano de
Pedro Pablo Nakada Ludeña, el "Apóstol de la muerte", el mayor
asesino en serie de la historia de Perú, quien en 2007 fue condenado a 35 años
de cárcel por el asesinato de 18 personas.
El condenado, de 44 años, fue posteriormente internado en un psiquiátrico,
después de que la justicia peruana tuviera en cuenta que sufría esquizofrenia
paranoica y por tanto no era imputable.