
Afirmaron
que no perdieron las esperanzas ni la fe, pero si el temor que nunca más sean
encontrados.
Máximo
Chinga y Jhon Castañeda, nos recibieron en sus viviendas para contar aquella
detalles que muy pocos saben, pero que solo yacen en sus memorias y que serán
imborrables.
.“Calamos
las redes para cazar pericos, y en una de esas pescamos una mantarraya y nos
comimos su piojo al vapor. Les prepare a mis compañeros y les gustó” dijo
Chinga en su morada en Carquin.
En
tanto Jhon Castañeda, dijo que no era su hora, pues por la angustia y necesidad
zarpó en dicha embarcación que ya tenía fallas en el motor.
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