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sábado, 13 de septiembre de 2014

BARRANCA: TIERRA DE LOS “CHICOS MALOS” - I PARTE

 En tierra de nadie impera la ley del más fuerte. Y en el caso del distrito de Pativilca –convertido según los testimonios recopilados en guarida de delincuentes de todo el país– manda el que tiene más armas. 

Pativilva, vive "secuestrado" por un sindicato deconstrucción civil que, apoya revocatorias y elecciones distritales. Su negocio es la extorsión y el cobro de cupos a las obras y a los mineros ilegales que proliferan en el distrito. 

Los integrantes del "Sindicato de Construcción Civil Pativilca-Buenos Aires Altos", afiliado a la Confederación de Trabajadores del Perú (CTP), son conocidos por la Policía como"Los chicos malos de Pativilca".

Pero a la luz de los crímenes que presuntamente se les atribuyen, ese alias peca de naif. 

La plana mayor de este "sindicato", dirigido por Wilson Aníbal Cruz Galarreta ("Wilson") y Juan Maximiliano García Pantoja ("El Machi"), familiares de las víctimas y autoridades de Barranca han decidido hablar a pesar del miedo. Denuncian una situación que emparenta a esta provincia de Lima con zonas de El Salvador o Guatemala dominadas por pandillas dedicadas al asesinato, la extorsión y el robo.

Sin embargo, hasta el momento, y pese a las denuncias periodísticas, la Policía no interviene en Pativilca. Por el contrario, según fuentes de Inteligencia, ha sido desactivado por el momento el grupo de inteligencia policial que operaba en el norte chico. 

EL NUEVO FILÓN

En el barrio de El Porvenir-Buenos Aires, en Pativilca, nadie entra ni sale sin permiso del "sindicato". 

"En El Porvenir reparten armas entre los jóvenes menores de edad y les enseñan a disparar en la zona de caraqueño, a espaldas del cerro de El Porvenir", relata  una de las víctimas, que abandonó Pativilca para no ser asesinado. 

En lo alto del cerro que domina la barriada, a modo de fortaleza vigilada con armas de largo alcance, se levanta la casa de "Wilson", el jefe de "Los chicos malos". 

Lejos parece quedar la época en la que los hoy "sindicalistas" cometían robos a mano armada por los que purgaron prisión. Tras salir de Carquín, comenzaron a cobrar "cupos" por seguridad a los mineros informales de oro que proliferan en Pativilca, para después pasar a manejar directamente la explotación de oro. 

Precisamente en 2013 testigos acusaron a "Wilson" y a "El Machi" de secuestrar y asesinar al empresario ferretero y de la construcción Richard Félix Flores y dos de sus guardaespaldas. Atraído por la fiebre del oro, Flores invadió un denuncio ilegal para extraer oro y le costó la vida. 

Desde 2011, este grupo decidió diversificar su negocio y tentar la construcción civil, inscribiendo un sindicato (Expediente 12-2010-RS-MTPE/1/22) afiliado a la Confederación de Trabajadores del Perú (CTP). Entonces, comenzó una serie de hechos sangrientos y que los familiares de las víctimas culpan de ello al "sindicato". 

Los primeros asesinados fueron las cabezas del sindicato de Pativilca afiliado a la Confederación General de Trabajadores del Perú (CGTP). El 11 de febrero del 2013Alexander Pérez Moreno, secretario de Defensa, recibió 12 balazos cuando salía de jugar fulbito en un atentado en el que dos personas más quedaron heridas por balas perdidas. Milagrosamente sobrevivió y hoy está con paradero desconocido. 

El 23 de junio fue asesinado Manuel Moreno Caro, secretario general, y el 29 de setiembre Iker Luis León Casanova. León Casanova fue asesinado a la 1 de la tarde a 2 cuadras de la comisaría en el día del aniversario de Pativilca. Sin embargo, el informe fiscal del caso decretó su archivamiento el 17 de diciembre por falta de testigos. 

Paralelamente, en el 2013 los 3 miembros de la directiva del sindicato de construcción civil de la CGTP Paramonga y el secretario general del sindicato de Barranca,  Jesús Aníbal Ruiz Díaz, fueron asesinados.

El último integrante de construcción civil asesinado fue Diego Carrasco Huamán (24), en Barranca, en la puerta del centro comercial Megaplaza. Su muerte, según fuentes de El Porvenir, fue un ajuste de cuentas convertido en "una prueba de valor" para entrar en el "sindicato". 

Hoy el sindicato de Wilson controla las obras de toda la provincia. Su plana mayor cuenta con licencia para portar armas otorgada por la Discamec. 

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