Los
tres últimos asesinatos registrados durante el fin de semana se suman a la
lista negra de la inseguridad ciudadana que vive el norte chico y ante la
pasividad de las autoridades por aplicar políticas de seguridad para frenar la
delincuencia.
Dieciséis
muertos a la fecha se han registrado en la provincia de Barranca, siendo esta
la de mayor índice delictivo y donde sus autoridades la han declarado en alerta
roja y en emergencia.
Los
crímenes en dicha provincia responden a una ola de ajustes de cuentas, y
venganza por el control y poder de las obras de construcción, minería informal,
guerra de bandas delictivas y cobros de las extorsiones a empresarios de dicha
localidad.
Estiben -20-
fue la victima dieciséis, a quien sin piedad le descerrajaron 9 balazos en la
cabeza por un aparente venganza, la víctima fue acusado de robar un moderno
yaris y eso fue el último viaje para su vida.
Una
rivalidad de bandas de construcción civil por querer tomar el control en la
obra de Mega Plaza – Huaral, ha originado una secuela de asesinatos selectivos,
eliminado a sus rivales de construcción.
El
asesinato de Willy Mendoza, obedece a órdenes del gremio de construcción de
Quepepampa, con quienes disputaba los cupos de trabajo en el inicio de la obra
del centro comercial.
La
policía al mando del Cmdte. José Solano puso al descubierto el móvil de los
hechos al capturar al sicario apodado “caballo” quien confesó quienes los
habían contratado para asesinar al líder del otro gremio de construcción.
“La
guerra está declarada en las obras. Los gremios se han jurado a muerte por los
cupos de trabajos que se vienen durante estos meses ya sea en la construcción
del mega plaza, obras de pistas veredas que ejecutará la comuna local” explicó
el oficial.
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