El día a día de un verdadero
salvavidas es enfrentar a la madre naturaleza. Es no tenerle miedo, sino respeto.
Es por ello que cada jornada de trabajo frente al mar, o también POSEIDON, como
habitualmente la llaman, extiende sus plegarias o un pago a la mar: “Déjanos
trabajar, es nuestro trabajo salvar vidas” y se hacen una cruz antes de
ingresar a ella.
Ever Gervacio Coronado, es
un policía con más de 15 años trabajando en la unidad de Salvataje y como en cada verano se prepara
físicamente para driblear las bravuras de las olas del litoral huachano.
En su mente recuerda muchos
episodios que le ha tocado vivir en pleno trabajo de rescate a jóvenes e
incluso muchas veces burlar las
embravecidas aguas y batallar hasta que las fuerzas se agoten.
“Una vez estaba rescatando a
tres bañistas en playa hornillos, en momentos que sacaba del mar a los jóvenes,
giró mi cabeza hacia lado sur y veo una mano cerca del boquerón de la viuda.
Deje a los jóvenes en la orilla, y corrí hacia los peñascos y la correntada
arrastraba a bañista, logrando reanimarlo y sacarlo del lugar” dijo
El suboficial como sus demás
compañeros de la unidad de salvataje, Rocca Vinces, Junior Javier entre otros, no solo tienen el deber de rescatar vidas,
sino de prevenir hechos que luego puedan lamentar.
“Para ser salvavidas hay que
prepararse a conciencia, porque no sabemos las dimensiones y situaciones en que
podamos actuar dentro del mar. Es una lucha de fuerzas con la mar, nosotros
tratamos de rescatar, y ella de arrebatarnos” cuenta los rescatistas.
Refiere con mucha
experiencia que han rescatado a cientos de bañistas, tanto mujeres, hombres y
jóvenes y que en muchas ocasiones no han sabido reconocer sus esfuerzo ni mucho
menos agradecerles por salvarles las vidas.
“Es una labor sacrificada
pero poco reconocida. Surfear olas de 6 metros a mas, y rescatar a un bañista
es nuestro sacrificio, pero algunos no lo consideran así”
“Si pese a las advertencias,
la gente ingresa habiendo bebido alcohol o comido en exceso, allí entramos
nosotros” refiere Javier.
“En una ocasión retiramos a
un joven y creíamos que yacía sin vida. Habían transcurrido 8 minutos, y no
daba signos de vida ni mucho menos reaccionaba, no nos desalentábamos y un
milagro ocurrió que salvó su vida” cuentan con mucha nostalgia.
En esta unidad de salvataje
pese a las carencias que tienen, sabe enfrentar y trabajar con mucho ahínco y
sacrificio. Nada amilana su don de servir y estar al lado cuando lo necesites.
Finalmente, piden el apoyo
de las autoridades para reflotar su unidad y equiparla para cualquier
eventualidad que puedan tener durante esta temporada. Su mejor recompensa es el
reconocimiento de su trabajo y no bajar la guardia porque siempre seguirán
retando a POSEIDON.
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